La muerte súbita

Íñigo Babot

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Hay un grandísimo número de profesores que aún se resisten a aceptar el medio virtual como un canal más de docencia. Es un fenómeno que debe estudiarse, pues ya está teniendo graves consecuencias… para ellos mismos.

Últimamente estoy participando en varios proyectos de consultoría que implican la construcción de campus virtuales desde el 0 absoluto, es decir, hay que partir de profesores y contenidos muy tradicionales e intentar adaptarlos, a unos y a otros, al medio virtual. A menudo resulta un ejercicio difícil, duro y que conlleva muchos problemas. Se consigue y acaba resultando muy bien, pero cuesta mucho trabajo y es un proceso complicado: si le dicen otra cosa, le estarán engañando.

¿Por qué sucede esto? ¿Por qué hay sectores renuentes a probar (aunque sea tan sólo parcialmente) modelos colaborativos en Web 2.0, en eLearning, en Gestión del Conocimiento, si presentan ventajas muy diferenciales para ciertas aplicaciones? La respuesta se la doy en forma de nuevas preguntas:

¿Qué debieron pensar los actores de teatro cuando se inventó el cine? ¿Qué ha declarado algún gran actor de cine cuando se inventaron los protagonistas virtuales?

Respondase Usted mismo: es una buena reflexión.

La Formación en Red cambia notablemente las reglas de la educación tradicional. Nos hace volver a los orígenes y preguntarnos cosas del estilo de: ¿cómo aprendemos? ¿qué nos motiva? ¿qué mecanismos hay que emplear? Muchas de ellas se dan por supuestas en las actuales universidades y escuelas de negocios… pero no lo son.

Un profesor con atractivo personal o dialécticamente brillante cuenta con muchísima ventaja empleando la herramienta pedagógica del método del caso. Un buen ponente puede dar una excelente lección magistral, un deslumbrante cara a cara. La cosa funciona, no necesitan revisar su método.

¿Qué ocurre con la Formación en Red? Cambia el interface, cambian las reglas, cambia totalmente el panorama. Las ventajas competitivas que más cuentan pueden ser otras: organización de contenidos, diseño instruccional, dinamización, trabajo colaborativo, seguimiento virtual…

Por supuesto, un profesor tradicional también puede contar con enormes ventajas en el nuevo escenario: método, experiencia docente, cuerpo de conocimiento, capacidad de análisis… siempre que no se bloquee y considere que los canales modernos son una amenaza para él y su modus vivendi, porque no lo son. Él puede impartir ambos tipos de docencia, exactamente igual que hay actores de teatro que hacen cine y viceversa.

Una nueva forma de acercarse al alumno es siempre una ventaja: complementa, ayuda, abre otras posibilidades. Eso sí, da más trabajo. Uno tiene que moverse, desaprender y volver a aprender, cuestionar lo que daba por seguro, reinventar. Uno tiene que escribir más, hablar menos y lo que está escrito,… escrito queda: uno debe arriesgar.

Ahora quisiera formular otras preguntas, a modo de síntesis:

¿Cómo evolucionaron los actores de teatro que también aprendieron a hacer cine (la técnica interpretativa es totalmente diferente)? ¿Cómo han acogido, la crítica y el público, a aquellos famosos intérpretes de cine que han querido prestar su voz, o su físico (para modelado) a protagonistas virtuales? ¿Están estos actores mejor preparados para competir en el nuevo escenario?

Respondase Usted mismo: es otra buena reflexión.

Ya he visto caerse a muchos buenos profesores presenciales de cursos virtuales, por no querer adaptarse. Descabalgarse, quedarse fuera y ser apartados. Ellos quizá no lo sepan, pero es una forma de morir para un canal muy importante: un canal más y no el único, es verdad, pero un canal pujante, creciente y extraordinariamente potente, en definitiva. Es una muerte súbita en ese ámbito, su muerte súbita. Y es una pérdida para ellos y para todos.

Ya se sabe, renovarse o…

20/11/2009