E-learning y el fin de ETA #etalearning

José Ortega Mohedano

@jortegamohedano

Quizá no haya actualmente en mi país algo más mediático, cuestión de interés mayor o ‘trend topic’ del momento, como ahora se estila decir, que el del fin de ETA. Y sí, dirán que soy “un espabilao” al utilizar este tema para hablar de la formación en red. Porque, se preguntarán –y con razón–, que “qué tiene que ver ETA con el e-learning”; y más aún con el comienzo del fin, así lo parece, de esta organización terrorista europea, que por fin ha anunciado, tras asesinar a más de 800 personas en Francia y en España durante los últimos 40 años (sin olvidar añadir a todas las demás víctimas, en particular a los familiares), el “cese definitivo de su actividad armada”. Dirán, seguramente, que nada.

Discrepo. Pública o privada, todo tiene que ver con la educación. Y cuantas más posibilidades tengamos de una comunicación plural, libre y al alcance de todos, más y mejor formada estará la sociedad a la que pertenecemos. El terrorista, como cualquier ser humano que peca de analfabetismo digital, desaparece socialmente por inanición. Porque hoy, “quien no está en internet, no existe”. No, no quiero con ello quitarle el mérito del fin de ETA a nadie. Menos aún el que se merecen nuestros estamentos públicos -de antes y de ahora-, en particular los cuerpos policiales, todos los españoles y en especial aquellos que viven en el País Vasco. Tampoco olvidar a nuestros vecinos franceses. Es un reconocimiento público que comparto y al que aquí me adhiero. Pero estoy plenamente convencido, de que esta victoria de nuestras democracias es en gran parte consecuencia de la también recién iniciada revolución digital.

Para bien o para mal, internet y sus allegadas tecnologías han abierto nuevas vías de comunicación. Y por ende, también de formación. Un e-learning, mejor o peor, pero al alcance de todos los conectados. De “los buenos”, sí; pero también de “los malos”. Dicen, sirva de ejemplo, que en internet podemos encontrar documentación de cómo fabricar una bomba. También la habrá, imagino, de cómo falsificar un pasaporte; o más “de interés común”, como el de instalar dispositivos ilegales en el coche para evitar los radares. Quizá haya ya, también, una universidad online de las malas artes y oficios, un campus virtual del crimen organizado en el que poder licenciarse con deshonores, o incluso una academia, montada por un mala madre avispado, que ofrezca cursos online para cacos y maleantes. Permítanme si renuncio, por esta vez, al rigor de comprobarlo; y menos aún el de compartir mis hallazgos (no quiero ser fuente de información de ningún loco).

He aquí el eterno dilema de libertad o control. De utilizar y transmitir el conocimiento adquirido, que tan pronto sirve para producir energía, como para fabricar bombas atómicas. Porque existe, como en todo, “el lado oscuro de la fuerza”. De internet y también del aprendizaje electrónico. Por suerte, al menos así lo aparenta, los terroristas aludidos no han sabido aprovecharlo. Al menos no más, que quienes les han combatido. Porque no hay mejor arma policial que el conocimiento. Y en esto, también han perdido. La sociedad más justa y democrática es aquella que comparte el saber, su bien más preciado.

Por suerte -quiero pensar-, en una sociedad del conocimiento a la que Europa aspira, no hay grupo terrorista, que pueda ya esconder su existencia.

Y sí, puede que el fin de ETA y el comienzo de esta nueva era de sabiduría compartida a la que aspiramos, sean hechos meramente coincidentes en el tiempo y que no vayan de la mano. Puede. Sea como fuere, son ya otros tiempos. Tiempos de educación dos, tres y muchos punto cero más que conoceremos. Tiempos mejores, a pesar de la crítica incertidumbre económica con la que empezamos el nuevo milenio.

Finalizo donde empecé. Apostando por una educación que aniquile para siempre cualquier futuro “brote encarnado” de violencia etarra, y con ella la mierda, malicia y miseria, llena de “señores de moscas”, que consigo lleva. Ojalá la historia lo confirme y alguien pronto anuncie, públicamente, en este país nuestro y de todos, que ETA “ha muerto”. Lo veremos en internet. Sería, sin duda, lo más educado.

Citar como:

Ortega, J. (2011): “E-learning y el fin de ETA”. SCOPEO, El Observatorio de la Formación en Red. Boletín SCOPEO Nº 52, 2 de Noviembre de 2011. En línea: http://scopeo.usal.es/node/2027 [Consulta: dd/mm/aaaa]

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